Vinos sin Parker

Buenos días amantes del vino, durante los años en los que he podido progresar mi
paladar con la uva fermentada, hubiera agradecido que algún alma me dijera sin
tapujos que podía beber, como debía hacerlo y como adelantar esta carrera mia
con la experiencia que nunca tuve a lo hora de escoger un vino en el corte
inglés. Ahora que Paker se ha convertido un genio ilustrado al otorgar puntos
metáforicos a algún sabor a láctico o a algún olor uva pasa, voy a acercame a
aquellos que buscan algo más que un número y se quieren dejar llevar por una
impresión de tu a tu.Puntuar vinos es interesante, decir lo que piensas de
ellos satisfactorio... pero lo que te va a encantar, sin duda alguna, va a ser
probarlos!


martes, 25 de febrero de 2014

Santiago Ruiz 2012. Un mapa, una boda y el vino

Santiago Ruiz 2012
Todo se compra y se vende, sobretodo las buenas ideas; las empresas matan y pagan auténticas fortunas por buenos publicistas para que estos transmitan a la masa una sensación que a veces ni siquiera contiene realidad del producto final. Pero los nostálgicos siguen eligiendo momentos de un día común para hacerlos especiales, la Bodega Santiago elige ser única, no por una etiqueta si no por elegir el borrador de un mapa de una situación íntima para regalárselo al mundo. Y ahora, la botella está fría y con mi sacacorchos blanco de dos tiempos le doy vida a mi copa. Observamos un amarillo alimonado muy limpio, con reflejos cristalinos y verdosos. En nariz tendreis el segundo mejor momento de este vino: huele a 21 de marzo de 2014, cuando arranca la primavera y las flores miran a un cielo descapotado, peras en almibar, frutas blancas todas de azucar con un sazón herbáceo muy aromático; ya ha merecido la pena pagar su precio pero para los que quereis más... El desafío llega a la boca, con una entrada envolvente, algo grasa con un paso franco que recuerda a lo que olimos; la fruta le gana la batalla a la hoja que tambien estuvo presente, la primavera sigue en boca aunque más seca, no desperdicieis ningún trago ya que cada gota tiene su propia personalidad; y como el goloseo no lo es todo, a medio paso enseña la envoltura de Rías Baixas, con la albariño bien secundada por las autóctonas que le dan una acidez que sólo tienen los grandes blancos, el fin del paso y el principio del final ,hecho postgusto, os será familiar aunque con matices tan cambientes que os aportará mucho sabor final, con sabores muy distintos pero con un único empaque. Ahí reside el mejor momento de este blanco, darle mil sabores a cada trago sin que ninguno se quiera separar del vino. Todo empezó en O rosal, luego llegaría una invitación a una boda; y al final cuando os paseis una mañana entera cocinando un plato que exija el pago de un beso, siempre os quedará el destino de un mapa. No se hizo con esa intención pero hoy es un camino hacia el vino. Cuesta sobre 12,50 €, Ahora pensad lo que os costaría hacer un viaje para oler una viña, una denominación y una bodega. Sale a cuenta...

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