Aquitania 2012 Mencía. Ángeles Negros

Aquitania 2012 Mencía

Imagino que es lo que debería pensar Machín al mirar al cielo; el mismo sentimiento coge de la mano a un bodeguero de Cambados (Pontevedra) para, desde un trono moderno aunque humilde, dar vida a unos blancos que hoy se convierten en tinto porque la Mencía así lo quiso. Algún esquivo debió pensar que se trataba de algún pacto diabólico el que Rías Baixas encontrase una de las uvas más envidiadas de las D.O que la añoran, pero lejos de eso, es el Manto de la Parroquia de Castrelo la que une la viña con lo divino. Ahora sí, la botella está abierta, y cubre desde el fondo hasta el ribete mi copa burdeos. Dispone de una capa media de ribete violáceo con un lagrimeo que regresa rápido a su iris de ojos claros. En nariz, olores nuevos para una mencía más terrenal, con aromas de las venas de la viña sumergidas en la tierra; frutos rojos algo pícaros y la sensación del goteo de lluvia justo cuándo cae, previo paso, por flores o frutas que no pestañean. En Boca presume de juventud con una mencía más presente, con paso ligero sin aristas predominantes y con una ligera astringencia frutal que recuerda su adolescencia. Es primo hermano de los albariño, no sólo en DNI sino también en sangre; el paladar agradece el trago de un caldo de poco peso pero notorio en el trasiego. Bodegas Aquitania crea caldos para paladares exigentes, que a parte del disfrute requieren de profundizan en el trago. Posiblemente sus vinos no os recuerden a ninguno y su monovarietal negro sea único en su especie, así que para probarlo y quererlo, por 7 € aproximados, me remito a mi amigo Joaquín: - Nos sobran los motivos!